Este cultivo, originario de Mesoamérica, se ha convertido en fuente de empleo y bienestar para más de 50 mil productores, generando más de 15 millones de jornales en el campo.
La gastronomía mexicana -reconocida desde 2010 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)- tiene un elemento que resulta esencial y lo encontramos en platillos tan variados como el mole, los tamales y el pozole, nos referimos al chile.
Este cultivo originario de Mesoamérica, fue domesticado hace cerca de seis mil años por los habitantes originarios de esta región; actualmente, México es uno de los principales productores de chile a nivel mundial con variantes como: el chile de árbol, jalapeño, habanero, serrano, poblano y pimiento morrón, por mencionar algunos.
De acuerdo con estadísticas del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), en el país se cultivan alrededor de 151 mil 600 hectáreas con una producción estimada en tres millones 188 mil toneladas de este producto.
Los principales estados productores son Sinaloa, con un volumen de 735 mil 563 toneladas; Chihuahua, 678 mil 885 toneladas; Zacatecas, 449 mil 239 toneladas; San Luis Potosí, 323 mil 133 toneladas, y Sonora, 190 mil 148 toneladas.
En el cultivo y recolección de chiles participan más de 50 mil productores, quienes generan alrededor de 15 millones de jornales al año en el campo, lo que se traduce en fuentes de empleo y bienestar para miles de familias que habitan en el medio rural.
La producción de chiles aporta alrededor del 20.2 por ciento del volumen total de hortalizas en el país, y su consumo per cápita se estima en 18.4 kilogramos al año.
Adicionalmente, en 2019, el comercio internacional de chile alcanzó ventas por mil 407 millones de dólares, y al primer cuatrimestre de este año, se lleva un avance en exportaciones por 690 millones de dólares.
Cabe señalar que el chile habanero cuenta desde hace una década ostentando la Denominación de Origen para los estados que comprenden la Península de Yucatán, lo que ofrece ventajas competitivas a los productores de la región.